retrato del emperador japonés taisho

EL PERÍODO TAISHO (1912-1926)

EL PERÍODO TAISHO (1912-1926)

A la muerte del emperador Meiji en 1912, el poder pasó a su hijo, Yoshihito, quien reinó bajo el nombre de Taisho. Pero este último, aquejado de las consecuencias de la meningitis, no puede ocupar el poder y deja que los políticos dirijan Japón. Japón declara la guerra a Alemania pero se niega a participar en operaciones en Europa (1914), pero obtendrá todas las antiguas posesiones alemanas, incluidos varios territorios en China, lo que le permite consolidar sus posiciones en Manchuria, incluso si debe liberar la particularmente estratégica provincia de Liaodong. Ocupación de Vladivostok (1917)
En 1919 estallaron serios problemas en Corea, anexada en 1905 por Japón. Durante el funeral del ex emperador de Corea, grupos nacionalistas se rebelan contra el ocupante japonés. La represión es terrible. En 1921, el debilitado emperador Taishô nombró regente a su hijo Hiro-Hito para gobernar en su lugar.
En un ambiente político liberal y marcado por un fuerte auge económico, Japón fue golpeado el 1 de septiembre de 1923 por un inmenso terremoto que destruyó gran parte de Tokio y Yokohama, provocando cientos de miles de muertos, la mayoría de ellos sucumbiendo en los incendios que saquear la ciudad construida de madera. El emperador Taisho murió en diciembre de 1926.

Centrarse en Japón durante la Primera Guerra Mundial

Japón participó en la Primera Guerra Mundial en 1914 como miembro de la Entente, junto con Francia, Rusia y el Reino Unido. El país aprovechó esta oportunidad para expandir su influencia en Asia y fortalecer su posición a nivel internacional.

Durante la guerra, Japón tomó el control de las islas germano-pacíficas, lo que aumentó considerablemente su territorio. El país también ha participado en operaciones navales en Asia y Europa, mostrando su poderío militar. La economía japonesa también se benefició de la guerra, impulsando la producción industrial y el comercio. Japón se convirtió en un proveedor clave de bienes industriales para los países de la Entente, lo que aumentó considerablemente las ganancias del país.

Sin embargo, la participación de Japón en la guerra también provocó tensiones internas. Muchos ciudadanos japoneses estaban preocupados por los altos costos de participar en la guerra y las consecuencias para la sociedad y la economía. Los movimientos por la paz comenzaron a ganar influencia, destacando los efectos devastadores de la guerra en la población mundial.

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